El objetivo del presente ensayo es presentar una teoría sobre cómo la realidad natural del hombre se relaciona con la realidad sobrenatural de Dios, entendiendo por relación la forma en la que se instrumenta la conexión de ambas realidades.
Voy a utilizar dos métodos de razonamiento para exponer la teoría:
- el método apriorístico deductivo, en el cuál estableceremos unas premisas fundamentales y apodícticas, he iremos deduciendo de forma lógica la teoría a partir de dichos principios.
- después introduciremos conocimientos que tenemos en la Biblia, en las obras de los Santos, en el Catecismo de la Iglesia Católica y en los tratados teológicos de la Iglesia.
- Premisas de partida.
Las premisas fundamentales de las que partimos son las siguientes:
- Dios es todopoderoso.
- Dios está en el cielo.
- Dios nos creó y nos hizo libres.
- Dios nos ama.
- Recta de relación.
A partir de la tercera premisa podemos deducir que el hombre, por su libertad, puede estar más cercano o más alejado de su creador.
La situación del hombre respecto Dios podría representarse gráficamente como una recta, que denominaremos recta de relación, y en la cual existiría un punto que sería aquél en el que el hombre puede estar más cercano a Dios, siendo su extremo opuesto aquel otro punto en el que el hombre estaría más alejado de Dios.
Ahora, en base a la cuarta premisa cabe deducir que cuanto más cerca esté de Dios, más fuerte puede el hombre sentir su amor, mientras que cuánto más se aleje, más distante estará del amor de Dios.
Es decir, el hombre con su libertad elije situarse más cerca o más lejos de Dios, accediendo a su pleno amor cuando está en el punto más cercano al creador, y no pudiendo sentir su amor en el punto más alejado.
Evidentemente, según la primera premisa, Dios lo puede todo y puede hacer llegar su amor al hombre, esté éste en el punto en el que esté de la recta de relación, si bien recibir este amor le arrastraría de forma irremediable hacia Dios.
Un ejemplo paradigmático de un hombre alejado de Dios que recibe su llamada de amor sería el de San Pablo, que estando alejado de Dios (era un judío que perseguía por orden del Sanedrín a los primeros cristianos) tuvo la aparición de Jesucristo y se convirtió al cristianismo, pasando a ser un destacado apóstol de la Palabra.
- Situaciones posibles del hombre en la recta de relación.
Una vez establecido lo anterior, esto es, la libertad del hombre para moverse entre el punto más cercano posible a Dios y el punto más alejado, así como el mayor o menor grado de intensidad con que percibe el amor de Dios en cada punto, debemos tener en cuenta el segundo de los principios apodícticos establecidos, esto es, Dios está en el cielo, que se complementaría con los siguientes puntos:
- A la derecha de Dios padre está sentado Jesucristo.
- Solo las almas puras pueden estar en el cielo y mirar “cara a cara” a Dios:
- La Virgen María.
- Los Santos.
- Los ángeles de mayor graduación.
También sabemos que :
- El objetivo del hombre es la santidad, que implicaría estar muy cerca de Dios.
- Y que por su libertad puede también obrar en sentido contrario, mediante el pecado, que supone una ofensa a Dios, y aleja al hombre del creador.
- Además conocemos que existen ángeles que han obrado y actúan igualmente en contra del amor de Dios, a los que llamamos demonios.
- Por último, debemos también recordar que si el hombre deja el mundo y no está limpio de sus pecados, estará en una situación transitoria en el purgatorio, no pudiendo ir al cielo hasta haberse purificado.
Por tanto, estando el hombre en el mundo ordinario y teniendo en cuenta todo lo expuesto en los párrafos que preceden, cabe entender que:
- Lo más cerca posible que puede estar el hombre de Dios sin estar en el Cielo es ser un Santo en vida.
- En el purgatorio debe expiar sus pecados y limpiarse para poder ir al Cielo y ver a Dios cara a cara.
- Lo más lejos posible que puede estar de Dios sin estar en el Infierno es siendo un Demonio en vida.
- Lo más lejos posible que puede estar de Dios es en el Infierno.
- Libertad de movimientos.
Solo podremos por tanto ver a Dios cara a cara cuando nuestra alma esté totalmente purificada y podamos estar frente a él, en el Cielo.
Pero mientras tanto podremos sentir su amor a través de la Virgen María, los Ángeles servidores de Dios y de los Santos, todos los cuales a su vez ven a Dios cara a cara. Además podremos sentir su amor a través del Espíritu Santo, tercera persona de la Sagrada Trinidad y manifestación de Dios y de Jesucristo en el mundo de los hombres, o a través de la comunión con Jesucristo en la Eucaristía.
Sin intercesión sobrenatural, esté el hombre donde esté siempre tendrá oportunidad gracias a su libertad de moverse hacia Dios.
Sólo el hombre que se pone totalmente en manos de Dios encuentra la verdadera libertad (Benedicto XVI, Homilía, 8-diciembre-2005)
Pero cuando más lejos se encuentra más difícil le resultará sentir su amor. Los pecados, como ofensas que son al amor de Dios, separan al hombre del creador.
- Distancia e influencias.
En las distancias en las que el amor de Dios está más cercano, el hombre será más influenciable a las cosas buenas, a hacer lo correcto, a amar a los demás, así como a la influencia y atracción de los Santos, los profetas, los Ángeles de Dios, la Virgen, Jesucristo o el Espíritu Santo. La cercanía a Dios nos conecta a nosotros, así como a aquellos que nos rodean y a los que queremos, a las cosas buenas.
Por eso podemos concluir que a las personas que rozan la santidad son más proclives a tener apariciones y revelaciones sobrenaturales. Por ejemplo, las apariciones de la Virgen en Fátima y el Lourdes fueron a inocentes niños, cercanos a Dios, libres de pecado y que solían rezar mucho.
Pero según se agranda la distancia, es decir, cuanto más lejano va estando el hombre al amor de Dios, el hombre es más influenciable a las cosas malas, al pecado, a otras personas que también están alejadas y por tanto no son una buena influencia, y a los demonios, que igualmente están en un punto muy alejado de Dios y se mueven en los actos de pecado contra el creador.
Y por eso podemos concluir que las personas más lejanas a Dios son más propensas a no poder salir del pecado, a cometer más pecados, e incluso a caer poseídas por demonios.
No obstante, aunque cerca de Dios el hombre es más influenciable por las cosas buenas, no está exento, por su naturaleza humana y por el pecado original, de poder ser tentado por lo malo, y arrastrado hacia el punto más alejado de Dios de la recta de relación.
La situación contraria sin embargo es positiva, ya que supone que aunque el hombre que está más alejado de Dios es más fácilmente influenciable por lo malo, también puede recibir influencias positivas que lo acerquen a Dios, y lograr así andar hacia su salvación.
- Movimientos del hombre.
El hombre se mueve a lo largo de la recta de relación a través de sus actos y actitudes:
- Cuando realiza actos basados en el amor a Dios y al prójimo se acerca a Dios
- Cuando realiza actos que ofenden al corazón de Dios se aleja.
Evidentemente ésta es una gran generalización, puesto que el estudio de los actos que acercan o alejan al hombre de Dios requeriría de un profundo análisis e investigación, y daría para una obra que excede las pretensiones del presente ensayo, pero valga esta generalización para dejar aquí constancia de cómo el hombre, con la libertad que le concedió Dios al crearlo, decide entre realizar actos que le acercan o distancian del Padre. Si bien habría que añadir por su naturaleza imperfecta el hombre se ve influenciado como he indicado en el punto anterior, aunque también en su libertad puede alejarse y superar las malas influencias.