Valor: El gran error de Marx

“Todo Necio confunde Valor y Precio”

Antonio Machado.

El valor es subjetivo, cada persona valora de manera distinta un mismo bien: para mí una foto de mi niñez vale mucho, y para mi vecino quizás no vale nada.

El precio es un dato objetivo, es una medida que cuantifica en el mercado la valoración que los compradores y vendedores otorgan a un bien concreto. Es decir, mide cuánta mercancía del bien A entregaría el comprador a cambio del bien B. En una economía monetaria los precios tienden a expresarse en dinero.

En el mercado, una foto de mi niñez puede que tenga un precio de un euro, pero para mí no tiene precio. Esa es la diferencia entre valor y precio.

Los precios nacen de valoraciones. Pero las valoraciones como decíamos antes no son algo medible o cuantificable, sino que dependen de los deseos de cada persona en cada momento.

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Ahora veamos lo que decía Marx en su obra “El Capital”. Toda la teoría marxista reside sobre el siguiente razonamiento: Los bienes tienen tanto valor como el trabajo que se necesita para obtenerlos. Es el trabajo el factor común del valor de las cosas. Habrá mercancías fabricadas con carbón y madera, otras con plástico o acero, pero el denominador común es que en la fabricación de todas ellas se ha necesitado energía humana, trabajo.

En la teoría marxista es el trabajo lo que permite comparar la mercancía X con la mercancía Y en base a las horas de trabajo que ha realizado cada una de ellas. Siendo el precio la expresión en el mercado del valor de las cosas, el precio refleja por tanto la valoración del trabajo.

El razonamiento lógico que se deriva de las premisas marxistas es simple: Si los bienes obtienen su valor del trabajo humano, y los trabajadores no reciben el 100 % del precio, entonces el empresario está apropiándose de una parte del trabajo sin pagarlo. En la teoría de Marx a esta diferencia entre el trabajo total y el trabajo remunerado se le denomina plustrabajo, y da lugar a la plusvalía del empresario.

Así todo ello, nada más justo que luchar por corregir dicha situación, pues los empresarios están expropiando a los trabajadores una parte del valor generado. ¿Por qué pueden hacer esto los emprearios? Porque son los dueños de los factores de producción. Así que la solución es hacer públicos los medios y entregarlos a los trabajadores, solo así alcanzaremos una situación de verdadera justicia.

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Sin embargo, si volvemos al principio, vemos que mientras el valor es subjetivo, el marxismo parte de que el valor es un hecho objetivo, el trabajo necesario para crear el producto, por lo que a partir de ahí el resto del razonamiento marxista es erróneo. Estas son las reglas de la lógica, si los axiomas de partida son erróneos el razonamiento lógico deductivo es erróneo también.

Es como si partimos del axioma de que los hombres pueden volar, y deducimos que dado que pueden volar son capaces de llegar volando al tejado: puesto que el axioma de partida (los hombre vuelan) es erróneo, el razonamiento derivado (pueden volar hasta el tejado) es también un error.

Al entender esto, todo el andamiaje intelectual del marxismo se viene abajo.

El valor de los bienes se lo dan los consumidores que lo compran, independientemente del trabajo incorporado. Aunque un mueble de madera se haya realizado con muchas horas de trabajo, y el empresario le ponga por ello un precio de venta que contemple la suma de las horas de trabajo más su plusvalía, no valdrá nada si no hay compradores dispuestos a adquirirlos.

Los empresarios que produzcan muebles de madera ganarán una plusvalía si los mismos se venden, e incurrirán en pérdidas si no se venden (mientras por regla general los trabajadores habrán cobrado su nómina, se vendan los muebles o no). El valor lo determinan los gustos de los consumidores, no las horas de trabajo incorporadas a su producción.

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